¡Hola, mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores! Un mensaje entra. Bromeamos, me tiras de lengua para que te cuente de mi. Pero los dos sabemos que si uno no da más en este tira y afloja, nada ocurrirá. Solía comenzar las mañanas con el café y la primera iluminación de las calles que ahora, algo somnolientas, me hacían respirar tranquila. No solo por el sosiego del silencio instaurado en ese micro momento para no pensar en otra cosa que no fuera café en vena. Si por algo se caracterizaban las mañanas eran los sonidos del móvil anunciando el mensaje que entraba. Su nombre, que más daría. Solía mirar cada conversación concretando en cada explicación, cada detalle. Y... o uno tenía mucho que hacer o el otro estaba haciendo sus cosas. Parecía que no nos atrevíamos a dar ningún paso. Me soltaste un «Ten cuidado» y mi mente navegó imaginándome en tu casa tomando algo en la terraza de tu casa. Imaginaba que tu casa así como tu carácter, acogedor pero al mismo duro, hacían que m