Relato: El primer "NO"

 ¡Hola, Mis seguidores; lectores habituales y nuevos lectores !


Este relato nace de esos momentos tortuosos en los que el circulo vicioso se convierte en nuestra cruz, ahora recuerdo que puedes leer este relato y que puedes leer el anterior que está relacionado. 
Espero que disfrutéis de este relato.
 
Fto: Maria Orlova Edit: El Rincón de Keren - Pexels 


 RELATO

“¡Basta!” habían gritado al unísono. Uno de ellos solo lo pensó, otro lo susurró y el otro lo gritó en un arrebato por la situación que se acontecía y que ya no soportaba más.

 

Cecilia 20 años

La mejor alumna de su curso. Había acumulado tal cantidad de deberes, que se le hacía difícil poder dar con la realización si no fuera porque la gran mayoría de los deberes, no eran suyos. Todo comenzó cuando al terminar el semestre el director la felicitó delante de todos los compañeros alegando que era la mejor alumna del instituto. Aquello la lleno de orgullo a la vez que de vergüenza. Pues ser el centro de atención podría hacer que hubiera reciñas entre compañeros y lo que sucedió fue que causó interés en ella: le preguntaban sobre el temario, otros le pedían que les ayudara con el curso o una asignatura en concreto o como venía ocurriendo desde hacía ya varios meses, acabó por hacerles los deberes haciéndole perder los nervios, además de no saber cómo parar de decir que sí, cuando lo que quería era, decir era NO.

Marcos 30 años

En su vida habían ocurrido terribles sucesos tales como la torpeza o quizás es que era muy despistado, desde entonces, parecía que todo le salía con el pie izquierdo. Pisaba las heces de la calle, topaba con la gente y todos los días llegaba al trabajo con la camisa manchada de café. Tomó por costumbre pedir perdón hasta tal punto de ofrecer un café pagado de su cartera cuando él era el afectado. Todo podría deberse a la amabilidad y cortesía, pero aquello se convirtió en el mayor gasto de todos los meses pues no llegaba a fin de mes. El quería decirles que miraran por donde iban y soltar un alto y sonoro taco. Ese que le hiciera quedarse tan ancho que cuando se alejara de la persona desconocida dejará escapar una peineta. Sin embargo, le embargaba un sentimiento de culpa del que no sabía cómo salir. Él quería insultarles, pero siempre acababa haciendo aquello que no quería.

Rosa 40 años

A los cuarenta parece que todo está aprendido y parece que no hay nada quebrantable y que es inamovible; las ideas claras y las emociones y los sentimientos controlados. Pero el día de Rosa consistía en realizar todas las tareas de casa antes de que llegara de trabajar el marido, servir la comida, luego la cena, para levantarse temprano para prepararle el desayuno y todos los días se tornaban iguales— sin un mísero día en el que le dijera gracias— en los que ella deseaba decir de una vez por todas que se hiciera la comida o que se hiciera cargo de si mismo. Pero lo que ella quería era decir era basta a aquella situación. Y es que decir no, a veces, se hacía hacía muy difícil.


 EN LA ACTUALIDAD... 


Aquella semana, Cecilia pasó por la mercería ya que debido a una jugarreta entre alumnos un chico cayó de frente y sin nada a lo que agarrarse, se agarró a su camisa y perdió los botones de su prenda favorita. Allí, encontró una mujer de unos cuarenta años esperando a que acabaran de hablar en un corrillo de mujeres que comentaban los últimos acontecimientos del barrio. La mujer comenzaba a impacientarse, y Cecilia, comenzó a mirar el reloj ya que en la mochila le esperaban deberes para al menos un mes entero. Cecilia miro a la mujer, se sonrieron, y la mujer apostilló:

—¡Venga ya! ¿A caso no tienen otro sitio mejor para cotillear que aquí? Esto parece un gallinero — Se hizo un silencio entre las señoras y Cecilia se echó a reír. Entonces la dependienta hizo un gesto que indicaba que se acercara para atenderla, pero la señora reculó y prosiguió— Déjalo, no quiero ser parte de unas mujeres que no tienen nada mejor que hacer que ponerse a parir todos los días. A ti, — indicó a la dependienta—…sepas que te has quedado sin una clienta fiel desde hace más de veinte años— la mujeres pusieron cara de ofendidas, y la señora salió de la tienda. Tras ella iba Cecilia que la vio algo alterada

—¿Estás bien?

—Estoy más bien. Más que bien— sonrió. Un brío de luz en sus ojos hizo sonreír a la chica que la observaba— Pero en ese momento un hombre chocó con la señora— ¡¿Pero bueno, es que no miras por donde vas?! — se quejó la señora. El hombre se quedó quieto y avergonzado iba hacer lo que siempre hacía, invitar a un desconocido a un café pese a que no era su culpa, pero se lo pensó mejor y le espetó

—¡Mira tu por donde vas, vieja chocha! — la señora se quedó boquiabierta igual que Cecilia que veía todo desde la puerta; como si hubiera sopesado el verdadero significado de sus palabras a través  de ella rápidamente le pidió perdón y le explicó

—Mira, lo siento, pero es que llevo muchos años intentando decir algo así a alguien; siempre digo lo contrario de lo que quiero decir y hoy quería romper con el circulo, pero veo que me he pasado. Mi nombre es Marcos — le estrechó la mano y se presentaron

—No pasa nada. Mi nombre es Rosa, algo parecido me ha pasado ahora mismo en la tienda. — Pero ahora llamaban al móvil de Cecilia para que le tuvieran el trabajo para esa misma tarde y estalló

—¡Basta! ¡No soy la recadera de nadie! —Marcos y Rosa se miraron mientras la muchacha colgaba y el corazón desbocado parecía que se le iba a salir por la boca. Los tres se miraron y se echaron a reír. El sonido fue tan estruendoso que la gente que pasaba se les quedó mirando.


Fto: Rodnae productions - Pexels 

Quizás ese día no habían aprendido a decir que no, pero ese día tomando café se aconsejaron, se apoyaron y se dieron los teléfonos. Lo que estaba claro era que  los problemas que tenían cada uno, no eran un caso aislado. Decidieron poner fin a sus efusivos Síes y comenzar a decir no. Ganaron en autoestima, en tranquilidad y lo que era mejor, habían ganado amigos. 

FIN.

AQUÍ OS DEJO EL ANTERIOR RELATO RELACIONADO: RELATO: NO

©El Rincón de Keren 

Comentarios

  1. Interesante relato. Cuántas veces por educación o timidez decimos justo lo contrario de lo que queremos o de lo que la ocasión se merece. Tú has hecho que tus personajes se saquen la espinita.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Rosa!! La idea era reeditar la obra que he dejado cómo relato relacionado, pero me he dicho, ¡ostras! puedo hacer una versión más moderna. Y así lo he hecho. Me alegra que te haya gustado. Por que a veces asumimos cargas que no nos pertenecen por evitar enfrentamientos o simplemente porque creemos que nuestra opinión no es tan importante cómo el de la otra persona. Entonces, es un relato, como dice un bloguero de por aquí, muy terapéutico para que aquellos que lo lean. Gracias por pasar por el blog y feliz inicio de semana y de mes. Besos!!

      Eliminar
  2. Cuántas veces tienes ganas de decir "no" y te callas y accedes aunque no tengas ganas de nada. Y lo peor es que encima te sientes mal. ¡Reivindiquemos el no sin remordimientos!
    Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Rocío!! ¡Eso mismo! no digamos a todo que sí. Introspeccionémonos y démonos cuenta de qué es lo que queremos nosotros y nosotras. Gracias por pasar por el blog. Un abrazo!!

      Eliminar
  3. Luchando cada día para que el no se normalice, ;-) Nos haremos mayores pero lo lograremos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¡Buenos días, Amaia!! ¿Cómo estás? Así es, el NO se tendría que normalizar así como beber agua todos los días. Espero que, no me haga muy mayor para que lo puedan aprender. Muchas gracias por pasarte por mi blog. ¡Lo lograremos!

      Eliminar
  4. Cuantas veces en el tiempo nos quedamos con las ganas de decir no. Y ahora tenemos más ganas de soltarlo cada día

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Laura!! Espero que estes bien: Ocurre más frecuencia de la que parece. Estaría dentro de la asertividad, saber decir que no sin herir a la otra persona y siendo coherentes con nuestros verdaderos deseos y para comenzar a ser coherentes, sobre todo, con nostras mismas. Es un comienzo ;) ¡Digámos NO! a todo aquello que no nos haga bien y nos cause mal estar. Adelantémonos a los acontecimientos y seamos honestas con nosotras mismas. Es otra forma de hacernos oír y hacernos respetar. Gracias por pasar por el blog. Un saludo. Feliz Martes!!

      Eliminar
  5. Hola, Keren.
    Has hilado muy bien las tres historias para converger en una sola. Esta narrativa, cuando por ejemplo, sucede en una película me hace disfrutar muchísimo. El fondo de la historia reivindica el no que al final es una forma de libertad.
    Saludos y buen día.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Miguel!! Me alegra que te haya gustado el relato. Gracias por pasar por el blog. Un saludo y un abrazo!

      Eliminar
  6. Es interesante cómo tres personas que no se conocen, pueden llegar a entablar una amistad. Sólo basta dar el paso adelante y darse la oportunidad de hablarle a un desconocido. Un par de palabras bastan.

    También es curioso que los tres sean de edades distintas. En el primer mundo causa repelús el andar con personas de una generación diferente a la de uno.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Gary! La verdad es que a veces juzgamos por las edades, y precisamente porque la edad no es lo más importante para tener una amistad he querido hacer la diferencia de edades. Y ahí reside la gran maravilla del hacer relaciones desde una palabra. Podría haber sido un halago o haber opinado sobre algo en común. Me alegra que te haya gustado el relato. Gracias por pasar el blog. Saludos!!

      Eliminar
  7. ¡Hola! Me gusta mucho el planteamiento y los personajes. Cada uno de ellos muestra algo con lo que podemos identificarnos: no poder decir no, sentimiento de culpabilidad, la rutina... Eso hace a los personajes bastante cercanos y es posible empatizar con ellos enseguida. Me ha parecido una gran idea ver a los personajes juntos al final del relato.
    Muy buen trabajo. ¡Un abrazo! :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Auxi!! La idea era buscar cercanía, no solo para el lector. Mi idea poner en situación que a veces, hasta la persona que menos pensamos, puede estar en la misma ciudad, en frente de nuestras narices y no darnos cuenta. Cuando nos damos cuenta, pueden suceder cosas maravillosas y creo que es una manera de darnos cuenta de que no somos los únicos que sufrimos. No estamos solos ante un problema. Un saludo y gracias por pasarte por el blog. Besos y abrazos compañera.

      Eliminar
  8. Es más jodido de lo que parece. Ya desde niños, en las escuelas, tenemos que decir sí a todo y obedecer, que si no el profe se enfada y nos castiga. Y esa limitación algunas personas la siguen teniendo arraigada en la edad adulta. Por otro lado, decir no cuando crees que lo tienes que decir no es sinónimo de la mala educación.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas, Cbrónidas!! Vivimos en sociedad en que se aplaude la obediencia y sumisión, luego el hacer sentir culpable emocionalmente o agresivamente verbalmente, pero es precisamente, salirse de esos estandáres de lo "correcto" o lo que se espera de nosotros, es una forma de decir NO. No, no es sinónimo de mala educación, al revés, es signo de que te das valor. Pero hay muchas otras situaciones y emociones en las que no decimos esa negativa para no lidiar con nuestra faceta sumisa que empieza en la etapa escolar con la simple evaluación de nuestros trabajos y nuestro comportamiento. ¿No crees? Gracias por pasarte. Saludos!!!

      Eliminar

Publicar un comentario

Siéntete libre de comentar