¡HOLA, mis seguidores, lectores habituales y nuevos lectores! El debería ser quién me cuidara junto con mi madre. Debería arroparme con sus brazos fuertes y aconsejarme, a veces más severo, otra más endeble por el amor que sentiría hacia mí, sería más cariñoso conmigo. Tú que nunca estuviste en mi vida, que aun con todo, te pensé, te soñé y hasta llegue a idolatrar esa figura que creía que hacía falta en una familia, nunca saliste a la luz. Tú, que deberías haberme advertido en mis estudios, sobre mis parejas, sobre mi vida, y con la sabiduría de los años de experiencia haberme sugerido tus mejores armas para sobrevivir en esta jungla, no estuviste. ¿Padre? Yo quise a un padre que fue ausente, que huyo cuando la cosa se ponía fea, que decidió desaparecer, no contar el porqué, que decidió formar otra familia, lejos de nosotras. ¿Padre? No creo que esa palabra se le pueda atribuir a alguien que nunca estuvo presente en los momentos más delicados de nuestras vidas. ¿Es tal vez que no