Eran pasadas las horas brujas, Inya un muchacha cuyo sentir, degradado por un exnovio que la maltrató, la volvió controladora, perspicaz, tergiversadora de la verdad, ¿quién podría creerlo? Habían comenzado algo, lo que fuera. Las salidas al campo, eran usuales. Las conversaciones, las risas, se llevaban bien. En una de aquellas salidas tan concurridas, haciendo preparativos, para una escapada con amigos, a Ekalele, le llegó un mensaje al móvil. Él conducía por lo que Inya, vio de pleno apoyado en el ventilador cómo una chica preguntaba "¿Y esto qué es? ¿Qué somos?" Inya se armó de valor. Guardándose cómo buena mujer, lo sucedido para otra ocasión por tal de no aguar la fiesta. El ambiente estaba agradable unas copas, naturaleza, amigos pasándolo bien y una buen manjar para llevarse a la boca. Los días pasaron. Ésta vez, Inya se aquejaba de que nunca se arreglaba Ekalele para ir a verle a las nueve de la noche en su casa. Y Ekalele trabajaba de ocho de la mañana hasta casi en